domingo, 11 de mayo de 2014

Sólo una noche más ♦ - Capitulo 24.

Una vez adentro del departamento, agradecí a Diane y a Maria con una llamado telefónica. Les prometí que les avisaría por cualquier cosa que pasara.
Pero estaba segura de que nada bueno pasaría..

Recorrí todo el departamento con la mirada. Reviví con un flashback los buenos momentos que habíamos pasado allí. Entré a la cocina. En donde él se rió lo más naturalmente al recordar lo que había pasado en Argentina. Seguí hacia el living, donde hace unas semanas mirábamos una película. El nudo en mi garganta volvió a aparecer y las lágrimas no tardaron en pinchar mis ojos.
Por último entré a la habitación. Me tomé un par de minutos para oler su perfume, que inundaba absolutamente todo el cuarto, y observar la cama, que estaba desacomodada. Me senté en ella. Acaricié su lado. El recuerdo de nuestra noche juntos inundó mi cabeza. No pude retener más mis lágrimas. 
Observé su ropero, con prendas desordenadamente colgadas del lado extrerior de las puertas. A su lado, la cómoda de su hermana. Abrí el primer cajón, de donde había sacado su ropa para que yo me la pusiera. Y allí estaba mi vestido. Justo como lo había dejado. Cerré el cajon despacito, y volví a sentarme en la cama.
Me saqué los borcegos y me recosté de su lado. Sintiendo su calor. Su olor. Como si fuese la última vez.
Estallé en llanto y me acurruqué como un niño. Cómo deseaba volver el tiempo atrás...


Un movimiento suave en el colchón me despertó, pero no abrí los ojos. No quería volver al mundo real.
Algo tibio me rodeó la cintura y enlazó sus dedos con los míos. Sonreí plácidamente, me sentía feliz, segura.
Abrí los ojos poco a poco y divisé en la oscuridad, una mano que tomaba la mía. Era una mano de hombre, con un anillo plateado en el dedo anular. Era su mano. Era la mano de Ross.
Sonreí y una lágrima se me escapó. Desearía que eso no fuese un sueño.
Sentí una mano acariciando mi cara. Borrando la lágrima que se me escapó. Aspiré por la nariz y me fui dando vuelta despacio. Extrañada. Ese tacto había sido demasiado real como para ser un sueño.
Lo miré. Con culpa. Con dolor. Él igual a mi.
Su torso estaba desnudo, lo único que lo cubría era su fina y simple cadenita dorada que adornaba perfectamente su cuello.
Tenía una mirada de cachorrito que me hacia querer morir.
Acarició mi mejilla suavemente.

— Que pasó?. -Suspiró.- 

El nudo en mi garganta me perforaba mi interior. Suspiré como pude y aclaré mi garganta.


— Déjame explicarte... -Rogué.- 



Detalle por detalle la verdad fue contada. Él frunció el ceño varias veces, comprendí esto, yo tenía una imagen de él que no era la correcta. Teníamos nuestras manos enlazadas a la altura de nuestro pecho. 

Dejé caer algunas lágrimas cuando él me contaba todo lo me pensaba.
Trató de hablar con Diane, pero tenía miedo de que yo hubiera estado en pareja.
Me buscó en twitter todos los días, retweet por retweet.
Todos los días llegaba tarde al set por quedarse estacionado 10 minutos en la parada de mi bus.
Conforme terminaba de contarme todo, el iba secando mis lágrimas. 
Nos encontrábamos apretados el uno contra el otro. Como si fuese él último día del mundo.

— Lo siento mucho... -Dije casi suspirando, y cerré los ojos.-


Él me corrió un mechón de pelo de la cara, se mojó los labios y me abrazó, apretándome más contra él. Puso su barbilla sobre mi cabeza.  Jugando con mi cabello.

Separé mi cabeza de su cuello y lo miré a los ojos. Él quería lo mismo que yo, lo sabía.
Miré sus labios y los dos cerramos despacio y dudosamente los centímetros que separaban nuestras bocas.

viernes, 9 de mayo de 2014

Sólo una noche más ♦ - Capitulo 23.

— Ross.. -Exhalé sorprendida. El se acercó rapidamente y con aires de enfado hacia mí.- Yo..em...

— Tienes idea de cuanto tiempo te he esperado?!. Tienes idea de cuantas veces al día te cuelas en mis pensamientos?!. Tienes idea por cuanto te he buscado?!. -Vociferó muy enfadado.-

— Yo...Yo.. lo siento Ross..  - Mi voz me temblaba y mis lágrimas amenazaban con salir en cualquier momento.-

— Lo siento?. -Soltó un aire de risa.- Lo siento?! -Gritó.-  Esa es tu respuesta a todo? - Vociferó. Mis lágrimas ya surcaban mis mejillas.- 

Lo miré a los ojos. Sus expresión erade enojo, pero sus ojos acentuaban alivio. Suspiré entrecortado por el llanto y tomé su cara entre mis pequeñas manos. Su mandíbula se relajó. Acaricié con un dedo su mejilla izquierda. Sus ojos ahora me miraban dolidos.  
Yo lo miraba a los ojos, buscando que me entendiera.  Miré su boca y volví a sus ojos. Fui cerrando lentamente el espacio que separaba nuestras bocas.

— No. -Suspiró dolido y corrió la cara.- 

Sentí mi corazón quebrarse. Lo había arruinado. Lo había arruinado completamente. Definitivamente la cagué.
Sentí la puerta por la que Ross había entrado abrirse de nuevo. 

— Ross, tienes que entrar ya... -La voz de Rydel inundó el ambiente.- Ah.. lo siento... - Se retractó.- Yo.,em... te espero allá. -Cerró la puerta a su salida.-

— Tengo que irme...Yo.. -Cerró los ojos, suspiró, y los volvió a abrir.- No debo fallarle a quienes más me quieren. -Me miró a los ojos. Una pizca de enojo resaltaba entre sus dolidos ojos.-

— No.. -Sollozé forzando más mi agarre.-

El tomó mis manos y las apartó despacio y suavemente de su cara. Se incorporó y miró hacia un costado y siguió su camino hacia la puerta. Apenas la abrió y miró denuevo hacia mi lado.

— Te veré después del show. -Dijo con un tono dolido y apagado. Me miró, escarbó en el bolsillo de su campera,de cuero negra y me arrojó las llaves de su departamento.El salió luego de que las atrapara.-

Reaccioné un par de segundos después. Apreté sus llaves contra mi pecho como si pudiera absorver su tacto. Mis lágrimas cada vez salían en más y más cantidad. Un nudo en mi garganta dificultaba mi respiración. Estallé en lágrimas. Mis piernas me traicionaron y terminé arrodillándome. 
Me sentía.. no, era, la peor persona del mundo. Una mierda de persona. La cagué. La cagué monumentalmente. Él ya no me quería. Mejor dicho, él ya no quería saber nada de mí. Ya no quería intentar nada conmigo. 
Intentar explicarle todo después del show equivalía a que se enojara más y más. Lo trataría de mujeriego, de malo, de jugador. Con todo lo que habíamos pasado esa noche. Sabiendo cómo me miraba era imposible pensar eso de él.
Maria y Diane entraron al cuarto y me ayudaron a incorporarme. Diane me secaba las lágrimas mientras María acaribiaba mi espalda, mirándome con culpa y pena.

Contarles todo había sido muy dificil. Lloré más de lo que nunca había llorado en mi vida. Diane intentaba excusar mi comportamiento, y tenía razón pero no había nada que devolviera el tiempo atrás. María manejaba su auto hasta el edificio de Ross. Aparcar en la esquina fue en vano, puesto que había fans ahí tambien.
Diane, como siempre inteligente, tuvo que hacer un operativo de "llamada fingida" y  logró quitar a las fans de la puerta. Entré rápidamente y con mi cabello tapando mi perfil. Algunas de ellas me vieron, pero sólo respondí que era una inquilina del lugar. A pesar de mi respuesta, sentí algunos flashes a mi alrededor. No les di importancia, pues confiaba en mi actuación.

jueves, 8 de mayo de 2014

Sólo una noche más ♦ - Capitulo 22.

Ross terminó su canción y lágrimas surcaban mis mejillas. Suspiré sintiéndome más y más culpable.
Que debía hacer?. Ir corriendo hasta el set?. Responder uno de sus tweets?. No. No podía dejar que la gente me conozca. No quería eso.
La mente me hizo un clic y tomé mi teléfono. Le marqué a Maria y repasé mentalmente una excusa válida.
Al tercer tono, contestó.

— Hola?. -Respondió.

— Maria!!, necesito decirte algo...- Cconfesé dudosa.-

— Si, dime _... que paso?. -Sonaba un poco preocupada.-

— No. Tengo que decírtelo cara a cara y a solas... Podrías venir a casa?. -Pregunté.-





Una hora después nos encontrabamos en la mesita de la cocina, terminando un café y con la caja de donas medio vacía.

— Ya veo...-Asintió.- Entonces, yo no estaba errada. -Me miró sugerente.- Si había algo entre ustedes...

— Si. Si hubo... Pero, como te dije antes, huí por miedo, y ahora mírame. No se que hacer... -Apoyé mi cabeza entre mis manos.-

— No seas tonta. -Dejó su taza de café en la mesa.- Iremos a ese show que darán en Club Nokia y le dirás todo. -Oden´decidida.-

— Pero... y si no me quiere ver?... Que hago si se enoja?... -Pregunté triste.-

— Oh por favor! Estamos hablando del mismísimo Ross Lynch!. Jamás hizo eso por una chica. -Levantó una ceja.-

— Esta bien... -Decidí incorporándome en mi silla.- No te molesta no ir a ese club nocturo que querías?.. Pregunté con culpa.-

— Claro que no!...Siempre que pueda conocer a su sexy hermano. -Me guiñó el ojo.-

Sonreí a esto. Lo único que tenía en mente era la expresión que pondría al verme. Al estar juntos de nuevo. Al decirle todo lo que siento y confesarle por que me borré del mapa tan repentinamente. Esperando que el entendiera.





La noche era fría. Un sábado de octubre. El otoño había comenzado y el frío empezaba a asomarse.
Maria, Diane y yo nos encontrábamos en mi habitación, preparándonos para el concierto. 
Diane había conseguido que nos dejaran estar detrás del escenario. Pero nuestros boletos nos ubicaban en el medio del teatro. 
Diane estaba superproducida para el hermano mayor de Ross. Y María tenía fantasías con el mayor de todos. Mi vestimenta era muy sobria. Muy de mi estilo. Jeans oscuros, borcegos de plataforma, camisa blanca y campera de cuero negra. Enrulé las puntas de mi cabello y lo deje casi parecido al "peinado" que tenía en los premios. 

Eran las ocho de la noche cuando el concierto estaba a su mitad. Tuvimos que rogarle al guardia, y mostrarle la credencial del trabajo de Diane, para que dejara pasar. Escuché su voz apenas entré al teatro. Terminaba una de sus canciones. Sus fans estallaban en gritos, pero su cara no expresaba ni una mínima pizca de emoción. 
Para ser un concierto de una banda teen, la gente estaba muy tranquila. Debía aceptar ese punto a favor de ellas. 
Intenté sumergirme en la multitud, dejando atrás a Diane y Maria, quienes no quisieron acompañarme por miedo a que su apariencia se estropeara. Ellas caminaron directo hacia detrás del escenario.
Con muchos nervios, y apunto de retractarme, llegué hasta la cuarta fila. Subí la mirada hacia él y esperé hasta que mirara hacia aqui. Él estaba tocando la guitarra mientras su hermana entonada una canción en la que sólo ella cantaba.
El pasó su mirada por toda la pequeña platea que rodeaba el teatro, y luego bajó hacia el centro. Tragé saliva. Mis nervios me erizaban la piel. Nuestros ojos hicieron contacto. Si, contacto. Su ceño se relajó y pasó a formar una expresión de sorpresa. Sus ojos se abrieron y su ceño los enarcaba perfectamente. Dejo de tocar la guitarra y se paró a dos pasos del fin del escenario. Mirándome. Sus compañeros se quedaron totalmente callados. Sus fans gritaban por lo cerca que él estaban, aunque no entendían porqué. Mis labios me temblaban.
Y yo...
Yo...
Salí de allí con toda la prisa.
No soportaba ver esa imagen. Él mirándome así.Estaba enojado, realmente furioso. 
Corrí hacia detrás de toda la multitud, intentando pasar desapercibida. Me mezclé entre toda la gente y él no puedo verme más. 
Me encontré con Diane y Maria, que me ayudaron a pasar del guardia que me retenía para entrar al detrás de escena.

— Que pasó? Cuenta! Te ha visto verdad? - Bombardeó Diane.-

— Por que se han quedado callados? -Preguntó Maria.-

— Yo...em...si, lo vpi... pero creo que no fue bueno venir aquí.. -Solté tartamudeando.-

— Que rayos estás haciendo aqupi?. -Ross entró furioso y dio un portazo detrás de él.-

—Em.. yo.. -Intenté explicar, pero un nudo bloqueó mi garganta. Miré hacia donde estaban Diane y maría, pero ya no estaban.-

martes, 6 de mayo de 2014

Sólo una noche más ♦ - Capitulo 21.

Maria y yo caminábamos por el estacionamiento en busca de su auto. Un Chevrolet Onix rojo que estaba aparcado a unos 20 metros.
Ella me llevaba a casa de mis tíos desde hace una semana. Cuando descubrimos que vivíamos a tan sólo 6 bloques* de distancia.

— Entonces dime. -Dijo escarbando en su bolso.- Que pasa con Ross Lynch?. -Preguntó encontrando sus llaves.-

Mi mente se detuvo en seco. Como sabía que algo pasaba con él?... Que le iba a responder?... Por que pensaba ella que yo tenía algo con él?...
Aclaré mi garganta y pestañeé un par de veces antes de contestar.

— Pf.. -Reí.- Dime tu que pasa con él. -Pasé los dedos por mi cabello, nerviosa.-

—Me dedicó una mirada cómplice.-  Te escondiste cuando entro al local. -Respondió mientras abría el auto.-

— Sólo... sólo me dio vergüenza. Jamás había visto un famoso tan de cerca. -Mentí, sentándome en el asiento del acompañante.-

— Seguro. -Rió.- Te creería si no supiera que Diane trabaja con él. -Completó. Yo tragué saliva fuerte.- Pero esta bien, supongo que en Argentina no es algo que veas todo los días. -Encendió el coche.- 

Hablamos todo el camino a casa. Para desviar el tema le pregunté temas típicos de su país. De cuando ella comenzó su vida aquí, en USA. Y otra típicas preguntas.
Ella me dejó en la puerta del complejo donde mis tíos vivían. La saludé y le prometí que si la acompañaría mañana por la noche al club nocturno del cual tenía entradas VIP.
Cerré la puerta del auto y mi celular vibró en mi mano. Era un mensaje de Diane. Seguramente me había preguntado si ya estaba en camino o algo así.
"Otra vez twitteó..." leí. Alcé la cabeza y suspiré. Seguramente me había visto hoy. Que estúpida fui, debería haberlo enfrentado. 
Entre a casa aparentando tranquilidad, pero mis nervios me estallaban. No había nadie en casa. Diane seguía en el trabajo, mis tíos probablemente en el supermercado, y mi primo en la casa de la novia.
Dejé mi bolso en una silla de la barra de la cocina y me preparé un café, al terminar, tomé una dona de una caja de la mesada.
Me dejé caer en el sillón del living y prendí la tele. Hice zapping hasta encontrar un canal de música. Estaban pasando un videoclip titulado "Loud". La canción me hizo recordar a la noche de los TCA. Y claro. Era la canción que Ross y su banda habían cantado.
Ross hizo su aparición en el videoclip y mi corazón dió un pequeño salto. Le cantaba a una chica y, sorprendentemente no me dieron celos. Me dio tristeza. Culpa. Ella tenía su mirada inmortalizada en un video, y yo sólo le tenía en mi mente.
El videoclip terminó y la programación siguió. La chica del programa anunciaba que tenían noticias relacionadas con la banda. Iban a presentarse en el Club Nokia el sábado por la noche.

— Cantaremos por última vez los temas de nuestro disco Louder antes de empezar a grabar las nuevas canciones. -Respondió el novio de Rydel.- 

— Que bien. Estamos muy emocionados por oír los nuevos temas!. -Le sonrió la presentadora.- Ahora, pasemos a otro tema. -Se posicionó a un lado de Ross.- Que pasa contigo Ross?. Podrías decirnos algo sobre esos tweets? -Le acercó el micrófono. Él pareció pensativo por unos segundos.-

— Tengo una mejor idea. -La miró decidido, tomó una guitarra de su base, y se sentó en un banco frente al micrófono que acababa de utilizar.- Se que probablemente no me estés viendo. Pero confío en que estas enterada... -Pausó.- del vacío que llevo dentro desde que desapareciste. -Terminó.-

Comenzó a tocar la guitarra. Yo estaba en shock. No podía creer lo que estaba pasando. El... cantandome a mí?. Él... declarándose por televisión?. Él... me quería a mi?.
No.
Imposible.
Él era un jugador.
Un mujeriego.
No podía enamorarse de mí. Mejor dicho... era imposible. Todas las muje res hermosas con las que él había estado, y me eligió a mí?...

I don't wanna be famous,
I don't wanna if I can't be with you...

Dios mío. Esto... esto sí era por mí.
El chico más lindo del mundo, con él que tuve la mejor noche de mi vida, con él que mi corazón latía más fuerte, estaba cantándome una canción, enfrente de toda la audencia, a mí.
Entre en pánico. Nisiquiera estaba delante de él, pero no podía mirarme los ojos.

No Oscar,
No Grammy,
No mansion in Mami,
The sun no shine,
The sky ain't blue...
If I can't be with you...

If I can't be with you.

Cerré los ojos con culpa.
Definitivamente era la peor persona del mundo.

domingo, 4 de mayo de 2014

Sólo una noche más ♦ - Capitulo 20.

Me encontraba en la piscina del complejo donde mis tías vivían. Diane tipeando con el celular ,tomando sol en la reposera de al lado.
Misteriosamente no me ahogó en el agua cuando le conté todo con lujo de detalle. En cambio, se lo tomó tranquila y lo aceptó.
Saqué mi celular, me puse los auriculares, y comenzé a escuchar música dispuesta a olvidarme por un rato y disfrutar del sol. Pero fue en vano. Cada canción me recordaba lo que había pasado ayer.
Comenzaba a arrepentirme.
Un combo de mensajes llegaron a mi buzón de entrada haciendo tildar mi celular, por lo que tuve que apagarlo.

 Oh oh... -Se irguió Diane derrepente y me miró.-

 Que? -Pregunté asustada mientras volvía a ponerle la batería a mi teléfono.-

 Puede que yo esté loca nena, pero creo que esto es para ti... -Estiró el celular hacia mi.-

Tomé el celular de su mano, esperando encontrarme con alguna foto comprometedora. En cambio, el twitter estaba abierto y había un tweet. Un tweet de él. De Ross.
"Ella se burló de mi, y ahora no puedo verla."
Me sentí horriblemente culpable. Era una letra de una canción en español.
Le devolví el teléfono a Diane y me dediqué a prender mi celular. Ella lo aceptó mirándome fijamente con un tono culpable en sí. Pero luego siguió con lo suyo.
Mi celular encendió y los mensajes seguían ahí.
Eran 2 llamadas perdidas de Diane, y un mensaje de una llamada un número que no tenía registrado.

— Crees que estuve mal?. -Pregunté a Diane sin apartar la vista del número.-

— Creo que hiciste lo correcto. -Contestó sin dejar de tipear un tweet.- Tipos como ese necesitan un trago de su propia medicina.

Asentí aún confundida. Quizás ayer me buscaba en serio. Quizás la noche de ayer no estaba jugando. Quizás sólo me estaba mostrando su lado más lindo..
Sacudí la cabeza intentando despojar esos pensamientos. 




La semana transcurrió volando. Era viernes cuando me encontraba apoyada en el mostrador del local. María estaba atendiendo a una clienta que interrumpió nuestra charla. Yo aproveché esos minutos y pensé en el nuevo tweet de Ross. El martes había twitteado de nuevo.
"Otra noche más que de ti no se nada. ¿Dónde te has ido hoy?"
De nuevo otra canción latina.
Los medios ya estaban sacando a relucir sus extraños tweets. Yo tenía la esperanza de que no fueran para mí. Pero cada día minuto que pensaba en él, me sentía más y más culpable.
Nadie sabía que había pasado con Ross. Sólo él,  Diane, y yo. Y así se iba a quedar.
Aunque yo no quisiera saber más nada de él, Diane me mantenía al tanto de lo que ocurría en el set. 
Me dijo que seguía siendo él mismo. Serio. Galán. Pero tenso. Ya no respondía a los halagos. De vez en cuando le dedicaba alguna mirada asesina a Diane, a las que ella esquivaba. 

— No puede ser!. -Exclamó Maria, sacándome del trace.- Mira quien esta en la puerta! -Anunció muy emocionada, mientras me daba golpecitos en el brazo.-

Giré la cabeza hacia la puerta esperando encontrar a Sam, el cliente que tanto le gustaba. Pero desafortunadamente no fue él el chico que estaba cerca de la puerta. 
Era Ross. 
Otra vez en la puerta del local.
Pero no estaba mirando hacia este lado.
Entré en pánico, rodeé el mostrador y me posicioné de espaldas, detrás de Maria.

— Ne-Necesitas ayuda con esto?. -Pregunto nerviosa mientras agarraba algunas prendas a las que le faltaba la etiqueta del precio.-

— Si, pero y eso que?! -Respondió emocionada.- Está Ross Lynch en la puerta del local y tu pensando en trabajo?! -Preguntó incrédula.- 

La verdad tenía un poco de razón. Si intentaba pasar desapercibida así, lo estaba haciendo muy mal.

— Oh por Dios, esta entrando!. -Anunció emocionada, mientras pegaba golpecitos con las palmas en el mostrador.-

Mi pánico aumentó. No sabía donde meterme. No sabía que excusa poner. Tomé mi celular para fingir una llamada telefónica. Pero desafortunadamente s voz nubló mi conciencia.

— Disculpa, has visto a una chica rubia alta salir de los probadores?. -Preguntó Ross a María.-

Una chica rubia?. Venía acompañado de una chica rubia?. Es una maldita broma?. Hastahace unos días me escribía tweets y ahora tiene a otra?.

— Rydel?. -Preguntó María.- 

— Sí. -Contestó él.- Donde esta?.

— Todavía no salió. Puedes esperarla aquí si quieres. -Ofreció Maria.-

— Cuando salga dile que estoy en la puerta. -Cerró, y se dirigió a la puerta del local.-

Bueno, sí. Soy un poco torpe por no acordarme de que Rydel adora este shopping. 
Tomé mi celular de nuevo y confirmé la hora. Las 17:00 pm. Mi horario de salida.

— Son las cinco, vamos?. -Pregunté a María, quien miraba a Ross como se iba.- 

— Seguro. -Me sonrió y dejó a Sarah al mando de la caja.-

miércoles, 30 de abril de 2014

Sólo una noche más ♦ - Capitulo 19.

Eran las 7 am cuando desperté. Ross seguía estando en la misma posición en la que nos dormimos. Parecía un niño. Sentí ganas de quedarme toda la vida así. Pero el día de ayer había terminado y sólo quedaban recuerdos. Yo sabía que luego de esto él iba a volver a su actitud de hombre y se olvidaría de mí.
Fui desplanzadome por la cama conforme lo empujaba despacio hasta dejarlo acostado. No se mosqueó ni un segundo. Me vestí como un rayo, sin hacer ni un sólo ruido. Entre a la sala para buscar mi celular y volví para tomarle una foto. Dormido se veía más lindo que nunca.
Un flashback de la noche anterior cruzó mi mente. Por un segundo casi caigo en su juego. Pero no.
Me tomé 10 minutos en limpiar y ordenar absolutamente todo lo que habíamos dejado la noche anterior. Al terminar, volví a la habitación, lo miré de nuevo y le dí un beso en la frente.
Abandoné el edificio y dejé las botellas de cerveza en el cesto de basura.
Entré a un local de zapatos para preguntarle a una vendedora donde quedaba la parada del bus que me llevaría a casa. Me dijo que debía tomar el 344 a tres cuadras, asentí y me fui. Caminé las tres cuadras repasando la noche de ayer. A pesar de que me había divertido y había pasado la mejor noche de mi vida, me sentía dolida. No quería hacerle esto, pero sabía que él me lo haría a mi. Por que sus palabras no podían ser sinceras? Por que sus actos no podían ser de amor? Por que no podía fijarse de una vez en alguien comoyo?.
Aparté esos pensamientos apenas llegué a la parada. Y me lamenté, en español para que nadie entienda, haberme olvidado mi ropa en su departamento. Mi vestido y mis zapatos estaban en la cajonera de su hermana. Mierda.


—Ross 

Una luz iluminaba mis párpados. Mi cuerpo se estiró por impulso, mi espalda sonó y estiré mis brazos para abrazarla.  No sentí el pronunciado relieve de cuerpo, cosa que me pareció extraña. Abrí mis ojos todavía adormecidos para encontrar mi cama vacía. Me senté incrédulo y pasé mis dedos por mi cabello. Donde esta?... Seguramente este en el baño...o en la cocina... claro que si. 

Me levanté y caminé hacia el baño. Me encontraba realmente relajado. Pero ella no estaba allí. Tragué saliva y fruncí el seño. Lavé mi cara y mis dientes y me puse la bata de baño. 
Recorrí todo el apartamente al menos dos veces.No había rastros de ella. Todo estaba totalmente limpio. Las cervezas que habíamos tomado ayer, el bowl con palomitas de maíz, no habia nada.

— Mierda. -Maldecí en voz baja.- Me estoy volviendo loco. -Sacudí la cabeza apretando mis ojos.-


Me dirigí a la habitación. Tomé un boxer para irme a bañar y vi uno de mis buzos en el suelo. Me quedé quieto por unos segundos. Lo tomé del piso y olí su perfume. Perplejo, miré hacia la cajonera de mi hermana. Arrojé el buzo a mi cama y la abrí. 

Su vestido estaba allí dentro. Emanaba su perfume. Lo tomé y lo apoyé en mi boca. Aspirando su olor. Cerré mis ojos. 
En verdad pasó. 
No fué un sueño. 
Y lo peor?... 
Ella se había ido.

Salí del baño completamente tenso. Creí que me relajaría y ayudaría a pensar. No sabía por qué se fué. No sabía si algo le había pasado.

Eso. Seguramente la prima le había llamado histérica y tuvo que irse. Pero... por que no me despertó?... Por que no se despidió?... Por que no dejó una nota siquiera?...
Me eché en el sofá. Miré hacia el techo unos segundos. Cerré los ojos fuertemente y masajeé entre ceja y ceja con mis dedos. Observé el panorama de mi apartamento hasta encontrar mi teléfono en la mesa ratonera. Lo tomé y busqué su número. La llamé y no contestó. Como si no hubiese alcanzado a tomar el teléfono. La volví a llamar, pero me derivó instantáneamente a su casilla de mensajes.
Enojado, miré hacia arriba una vez más y luego arrojé mi celular al otro extremo del sillón.


—   

Entré por la puerta sin hacer ni un sólo ruido. No había nadie en la sala. 

Caminé hacia las escaleras e intenté subirlas con sigilo. Me fijé en la habitación de Diane, ella seguía durmiendo. Después de todo, eran sólo las 9:00 am de un día domingo.  
Me metí en la ducha para empezar el día. Recordé paso a paso lo que había ocurrido la noche anterior, y sonreí victoriosamente. Aunque algo en mí me decía que estaba mal, no le hice caso. Yo jamás había jodido a nadie, no me gustaba que me lo hagan tampoco.

Eran las 12:23 del mediodía cuando nos encontrábamos almorzando en familia. Prometí contarle a Diane detalles luego.

Mis tíos creían que luego de ahí habíamos ido las dos a un bar nocturno. Diane hizo muy buen trabajo en ocultarse. 

miércoles, 23 de abril de 2014

Sólo una noche más ♦ - Capitulo 18.

Una pequeña sonrisa atravesó las comisuras de sus labios y sacó dos botellas pequeñas de cerveza Corona.

— Creí que ibas a decir "sólo agua" o "soda por favor" como todas las mujeres de tu edad. - Respondió riéndose.- 


— Pues no. Sucede que en mi país acostumbramos esto. -Respondí agrandandome.-


— En tu país?. -Preguntó con el ceño fruncido.-


— Ross... yo no soy de aquí. No te diste cuenta? -Lo miré incrédula.-


— Pues.. tienes un acento diferente, pero creí que eras de otro estado... -Me miró con los ojos bien abiertos.- De donde eres?. -Preguntó frunciendo el ceño sin mirarme mientras destapaba las botellas.-


— De Argentina... -Solté casi susurrando. No me avergonzaban mis orígenes, pero creí que a él si.-


—Giró rápidamente la vista hacia mi.- Argentina? -Preguntó sonriendo de lado.- Hemos estado ahí con la banda. -Rió mientras me tendía mi botella.- Están desquiciados. -Sonrió, y tomó un trago. Cuando trago, miró al suelo y volvió a echar un aire de risa, como recordando algo.-  Una fan casi secuestra a Riker. -Dijo, y rió en voz alta.-


—Sonreí. Parecía gustarle mi país y eso me hacía muy feliz. Venga, que ya empezó la película. -Dije riendo.-


El llevó el bowl con las palomitas y yo las dos botellas de cerveza. Nos sentamos muy juntos, el pasó un brazo por mis hombros y yo me incliné a la altura de su pecho, apoyándome. Como hacía un rato. 

E acariciaba mi brazo con los dedos. Cuando ya se habían terminado las palomitas enlazamos nuestras manos. Parecíamos una feliz pareja, y yo lo creía. Pero luego recordaba de que esto era arte del juego.

La película andaba por la mitad cuando eran las 11:45 de la noche. La parte estaba aburrida así que empecé a recordar cómo había llegado hasta ahí. Empecé a recordar su ayuda cuando me golpeé. Su postura e imagen cuando manejaba. Sus miradas. Sus desafíos hacia mí. Sus músculos tensos. Nuestros besos. Sus manos, su tacto...
Comenzaba a recordar eso, y un deseo ardiente corría dentro de mí. Me lamí los labios, aún recordando. Comencé a ponerme más y más tensa. Lo miré, él estaba perdido en la película. Su mirada aniñada me hacía querer retractarme de mis planes, pero no podía dejar que me venciera. Acaricié su mejilla, acercándome lentamente. Él salió del trance y giro la cabeza hacia mi, mirándome inocentemente. Arrodillé una pierna sobre el sillón y me acerqué a su boca. Él me miró incrédulo de mi boca hasta mis ojos, y lo besé. Lo besé cada vez con más ganas, y el empezaba a prenderse. Lo recosté en el apoyabrazos del sillón y me fui colocando encima. Sin despegar nuestras bocas.
El tiempo pasó y nuestras manos ya se encontraban atrevidas. El se incorporó y yo me moví a la par, quedando sentados en el sillón sin habernos separado ni un milímetro. El volvió a posicionar sus manos en mi trasero, levantándome y posicionándome sobre él, con mis piernas alrededor de su cintura. Tomé su remera y la levanté, quitándosela. Él levantó los brazos y me ayudó a quitársela. Luego, me beso al instante. Se levantó del sillón sosteniéndome y besándome. Su mano izquierda en mi trasero y su derecha en mi cintura me llevó encima hasta la habitación. Nos arrojó a la cama y me quitó su buzo junto con la remera. Volvimos a besarnos desenfrenadamente mientras el recorría todo mi torso con sus grandes manos. Mordí su labio y rasguñé sus tensos brazos.  Él suspiró frunciendo el ceño. Juntó su frente con la mía,separando nuestras bocas por un segundo, para luego reanudar el beso. 
Pasó sus manos por mi espalda, y jugó con el broche del sostén hasta desatarlo. Lo quitó por mis brazos y separó su boca para apreciar mis pechos. Se mordió el labio, los cubrió con sus grandes manos y masajeó sus puntas haciéndome retorcer bajo él.
No pasó minuto y medio para que estemos sin ropa, tocándonos, besándonos, deseándonos...



Me encontraba con la cabeza apoyada en la cabecera de la cama. Respirando agitada. Sudando. La cabeza de Ross estaba recostada en mi pecho mientras yo acariciaba su cabello húmedo del sudor. Él respiraba agitado mientras sus ojos permanecían cerrados y sus manos estiradas sobre la cama. Habíamos echo el amor desenfrenada y apasionadamente esta noche. Él me había confesado que era la mujer de sus sueños apenas habíamos terminado. Yo sólo sonreí ocultando mi victoria y lo besé. 
Y ahora estábamos así.